martes, 24 de julio de 2012

Carta a los espiritus ciegos

A los enfermos de ignorancia, digo:

¡Dancen sobre las nubes y tomen una siesta en sus frios ataudes!
¡Griten por las pupilas a la amante adrenalina, la droga barata de los idiotas,
que calmara su hambre de sentido a las tres en punto de la tarde!

Si se llaman a si mismos "cuerdos", vivan entonces en los relojes y caminen hacia atras por sus horas de ensueños cobardes.

Su filosofia de la trivialidad se disfraza de sabiduria para engañar a las masas adormecidas.

Divulgadores de mentiras decoradas con lenguaje sobreactuado, son el mismo ventrilocuo de los payasos del pasado.
¡No estan cuerdos sino enfermos!
muñecos del absurdo teatro donde empiezo mis incendios.

Si no miran mis ojos, tiemblan de miedo
Si no tocan mi mano los ahorca sin mesura el espanto

Son simples esclavos, plaga de ratas mendicantes de lucidez delirante

Si llevo en la frente una etiqueta negra, la de ustedes cubre su cuerpo completo, aprieta sus piernas, sus brazos, su pecho...la vida es una serie de dias acalambrados por el celofan de la coherencia .

Mecen sus discursos desde los puentes y se balancean al compas de un sistema macabro

Pero la mentira de una soledad compartida cubre su vista de ilusiorio exito y compañia, los lleva a marcarme como ganado y a acorralarme tras burocraticos enrejados

¡Ustedes y el mercado!
¡Ustedes y el pensamiento censurado!
¡Ustedes y las cofradias de engaños!
¡Ustedes y las fiestas, la mania, el celibato!
Sus intentos de pulcritud y recato
Sus diagnosticos para asesinar todo lo nuevo y extraño
Su fama de inteligencia siniestra por los rincones helados de la Tierra

Son una rueda de ensayadas maneras que se despeña por el barranco en harapos
Al caer...
¿Doleran sus pies, gente carente de sangre, rellena de aire?

Que la caida les otorgue conciencia de sus vidas nefastas
Que la muerte los mire de frente para despertar sus almas de su egoismo insolente
Que la locura de los marginados y burlados
de los apartados y mal mirados
les refresque el espiritu corrohido de injusticia
y remezca con testimonio sincero su silencio
su corazon dormido y preso en el aburrimiento
del que finge razonamiento y oprime el sentimiento.