jueves, 20 de enero de 2011




Así fue...
El claustro estaba ocupado por un resonar infinito de susurros y fuera, los rastros de un helado hueco en el centro mismo del Universo se quedó vacío de todo mortal recuerdo.
Mientras todo lo demás, y el claustro, estaba lleno

Entonces los gatos disparados desde el cielo cogieron hogares en los arrabales y se convirtieron en los guardianes de lo secreto
Entonces los hombres y mujeres de pies danzantes poblaron el sueño material de dioses-elefantes
y creyeron en la realidad, amén de vigilia y densidad

Todo por la ocupación de los claustros sagrados y el vacío musical de la galaxia desolada.

El pobre ser humano, errante inverosímil en una tierra extraña, desposeído de hogares altos y títulos santos, reinó en los campos arados, en el sudor obrero, en la belleza atemorizante de la modernidad. Obra de sus hijos fueron el placer y el vicio, y todo aquello que pone a los ángeles celosos, que dan gritos invisibles al oído, proclamando rebeliones y el urgente final de la era del Hombre.

Pobrecitos los ángeles, allá arriba, tan aburridos, tan urgidos de pecado, tan faltos de crimen, tan privados de Perdón.

domingo, 16 de enero de 2011

La disculpa del inútil



Veo cómo el suelo se torna naranjo
y mece en su cuna de tierra las pisadas de asesinos extraños

Estamos congelados en la meseta incierta de efímeras creencias
y nuestros ojos ya no distinguen la luz
ni la inteligencia, la necedad

A veces tampoco hay nada que decir
pero la turba interna
las rebeliones del inconsciente
son inquietas
y claman a gritos por una nueva lengua
la mía ya está obsoleta
la necesidad
la imperiosa fatiga de toneladas de palabras sobre la espalda
hace temblar y surge un deseo sofocante de resurrección

Perdón al verso, perdón
pero la última arma de sobrevivencia que entrega el cielo a mi cuerpo
es sólo la sublime nota de un poesía destrozada
aniquilada por una mente vulgar y corriente

y tantos perdones que surgen hechos gritos
se pierden como las ondas del silencio
que suben y bajan por los huesos de los cementerios

Un perdón flota aún invisible a la luz de la vela
privado de abrazo
privado de consolación y amparo

Cuelgo desde una nube sobre la estepa desierta
nada queda sobre mi cabeza
soy la última llaga de la tierra que sangra
soy la locura de un ángel en su resaca
soy el diagnóstico secreto de dios

no aprendí a hablar por miedo a las respuestas
y es que todo tiene que volver
¿Por qué? ¿Por qué?
Porque no sólo lanzar al mar la peste de las almas
y quedar libres de culpa
libres de martirio insensato cavilando eterno en los momentos sonámbulos

Cojo una caja de 94 llaves
y encierro en ella la esperanza del artista anónimo e insuficiente
encierro la pena
la tragedia de una quebrazón de muñecas
la mentira diaria que dibujan las sombras
y a mí
y a mis fantasías negras
todos esclavos del óxido de la materia
de los sentidos perdidos en medio de la niebla

que encierren ahora clamores y poemas
andanzas
pesares
deudas
sirenas
el discurso mudo de la mano quieta

* Imagen de Jacques Resch

miércoles, 12 de enero de 2011

Elemental



La muerte
se güarecía a la sombra de los desprevenidos
y de cuando en cuando besaba la frente algún niño

La vida
yacía escondida entre la sangre de los hombres
y hervía de cólera cuando los relojes se detenían

y la muerte paseaba la vista...

Entonces un alarido de águila mecía las cortinas raídas de la mentira
La gente, mirada al cielo, alzaba el último eco de un rezo
colando una jerga pagana entre cada plegaria

Mientras la Tierra daba otro paso cansino hacia el abismo
Mientras un temporal barría con vientos de fuego la huella
de éso que una vez se llamase
la Existencia


Que pase la muerte, que pase
Que pase la luna, que pase
Que pase el hombre, que pase
Que reine el grito sordo de las aves