miércoles, 12 de enero de 2011

Elemental



La muerte
se güarecía a la sombra de los desprevenidos
y de cuando en cuando besaba la frente algún niño

La vida
yacía escondida entre la sangre de los hombres
y hervía de cólera cuando los relojes se detenían

y la muerte paseaba la vista...

Entonces un alarido de águila mecía las cortinas raídas de la mentira
La gente, mirada al cielo, alzaba el último eco de un rezo
colando una jerga pagana entre cada plegaria

Mientras la Tierra daba otro paso cansino hacia el abismo
Mientras un temporal barría con vientos de fuego la huella
de éso que una vez se llamase
la Existencia


Que pase la muerte, que pase
Que pase la luna, que pase
Que pase el hombre, que pase
Que reine el grito sordo de las aves