jueves, 20 de enero de 2011




Así fue...
El claustro estaba ocupado por un resonar infinito de susurros y fuera, los rastros de un helado hueco en el centro mismo del Universo se quedó vacío de todo mortal recuerdo.
Mientras todo lo demás, y el claustro, estaba lleno

Entonces los gatos disparados desde el cielo cogieron hogares en los arrabales y se convirtieron en los guardianes de lo secreto
Entonces los hombres y mujeres de pies danzantes poblaron el sueño material de dioses-elefantes
y creyeron en la realidad, amén de vigilia y densidad

Todo por la ocupación de los claustros sagrados y el vacío musical de la galaxia desolada.

El pobre ser humano, errante inverosímil en una tierra extraña, desposeído de hogares altos y títulos santos, reinó en los campos arados, en el sudor obrero, en la belleza atemorizante de la modernidad. Obra de sus hijos fueron el placer y el vicio, y todo aquello que pone a los ángeles celosos, que dan gritos invisibles al oído, proclamando rebeliones y el urgente final de la era del Hombre.

Pobrecitos los ángeles, allá arriba, tan aburridos, tan urgidos de pecado, tan faltos de crimen, tan privados de Perdón.