domingo, 19 de octubre de 2014

momento


Preguntaste en qué pensaba cuando me quedaba tranquilita, mientras me abrazabas. No respondí y el momento pasó, pero siempre he sabido lo que pienso. Pienso en el roce de mi cara con tu ropa, pienso que tu mentón descansa sobre mi cabeza y que tus brazos me rodean. Me traigo al momento; olvido las mañas, las veces en que pienso en la soledad, los paseos solitarios, olvido planificar mis ratos libres del día siguiente para verte, olvido las risas y lo que pasa en la televisión. No quiero que exista la espera, sino la existencia del momento, la materia densa, ruda, la tela de tu polerón entibiándose en mi mejilla y el codo que presiona en el lugar equivocado de mi espalda, tus dedos enredándose en mi pelo, tu mirada que adivino preocupada, tu pensamiento maquinando los siguientes pasos. Ese es el momento, que borra cualquier idea distractora, incluso la connotación romántica que trae consigo las expectativas y los miedos. No hay sino dos presencias certeras, conjugadas en un tiempo y un espacio, en una realidad animal, en el sueño de las almas. Un momento físico al que ato mi conciencia, siempre tan desperdigada, siempre enloquecida y volátil; un momento en que enmudece todo el caos del universo.