El grupo de almas levantó un poco de polvo cuando transitó la vía de la muerte. Eran almas insurrectas, atadas por la espalda con finos hilos de plata.
Se sentaron a descansar y luego una fuerte luz los sumergió en un sueño profundo y aturdidor. Entonces las almas, ya olvidadas de su realidad, se vieron al espejo en cuerpos ajenos, con las manos en otros talentos, con la boca en otros vicios. Y su frágil memoria de naturaleza humana les hizo ol olvidar a las otras almas, que seguían unidas por el cordón de plata.
Un día en que los cuerpos extraños se aproximaron dijeron "¡nos hemos encontrado!" y las voces escuchadas por eones afinaron sus tonos, aquietaron la angustia. "¡Nos hemos encontrado otra vez en ésta porquería!", la vida en la materia, la no-vida densa y sofocante, y amando y sufriendo y riendo las almas se reunieron, otra vez hasta el camino de la muerte lenta, el olvido y el nacer. "Ésta porquería no es tan mala después de todo" pensaron cuando todos, con cadenas invisibles atadas a sus espaldas, conjugaron la victoria y el lodo. Ésta porquería no es tan mala, después de todo...con ustedes, otra vez, con ustedes se vuelve soportable.
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Para tres personas especiales que, estoy segura, son mis compañeros de viaje.