domingo, 15 de abril de 2012

Las Horas


Una, dos, tres
las horas se derriten sobre mis pies sonámbulos
No sé de multitudes ni trabajos
mi cabeza bombea ceniza en las pocilgas
En el intervalo de los silencios y las miradas furiosas,
los saludos discordes y las palabras insidiosas
hay un nombre que no pronuncio
una imagen que evoca mi suave corazón mentiroso
un abrazo nocturno perdido ante las puertas cerradas de los tugurios
aferrándose a un recuerdo que divaga sin rumbo
Ha de ser ilusión mía
traición del tiempo retrasado
esperanza tardía
Un mareo conocido cierra otra vez mi mente
quedando mi alma, otra vez, inerte
¿Qué hacen conmigo, que me vuelven indolente?
¡Yo he visto mi sangre, que no me oculten que vivo!
Yo he visto mi sangre y vivo, más ahora que te he conocido
Las horas terminan su curso diurno
mi paciencia, otro día, ha pasado la prueba...
no así la ansiedad por la ausencia