sábado, 6 de noviembre de 2010

I




Encumbro un grito nacido de las entrañas de la tierra
y queda resonando en la eternidad
Las partículas de ésta voz quebrada
se vuelven el polvo que carcomerá el mañana

No puedo alcanzar mis palabras
soy hija del vacío y allí se cobijan mis pensamientos

Y si pienso en vacío pienso en el cielo
quiero subir hasta el olimpo celeste y allí desintegrar las notas de mi canto

Sólo en la vista de éste pedazo de cielo que me toca por geografía
mi respiración se sosiega
mis ansiedades se entierran
como si sólo esa nada inconsistencia inmensa pudiera contener mi ser

Busco la libertad y me doy cuenta de mi osadía
¿cómo sobrepasar las fronteras de la consciencia para llegar a poseerla?
Busco siempre la salida sin darme cuenta que siempre he estado afuera

No se puede escapar de sí mismo
ésa idea me atosiga

me desesperan als cadenas de mis venas a mi corazón
si tan sólo concibiera la existencia del alma perpetua
pero mi alma es indómita y no se afilia a los credos
no se somete al sagrado suplicio de la mansedumbre
no se acepta más espinas que las que salen de ella misma

Entonces ¿dónde mereceré el final?

Dadme un limbo de agua clara donde floten indefinidamente los cuerpos desechados por la vida y la desgracia
Dadme un mar de cristales rosas para lavar mi impureza y un universo que gire sobre mi cabeza que no contenga planetas
Dadme la nada, sí, la nada
Dadme mi tierra nueva y mi cielo nuevo
que tantos otros prometieron y no cumplieron
Dadme un nido de versos inéditos donde reposar para siempre el idioma de mi raza